La desaparición de Kimberly Hilary Moya González, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Naucalpan, volvió a poner bajo los reflectores una crisis que lleva años golpeando al Estado de México: la violencia y desaparición de mujeres jóvenes.

    En apenas dos meses, nueve mujeres han sido reportadas como desaparecidas en el municipio. Algunas fueron localizadas con vida; otras siguen sin aparecer. En medio del dolor y la incertidumbre, crece la exigencia ciudadana: justicia y resultados.

    Un municipio peligroso para las mujeres

    Naucalpan lleva años figurando entre los lugares más peligrosos del país para ser mujer.
    Desde 2015 tiene decretadas dos Alertas de Violencia de Género —una por feminicidio y otra por desaparición—, pero los resultados siguen siendo casi nulos.

    Entre enero y agosto de 2025, el gobierno municipal reportó 2,262 atenciones a mujeres víctimas de violencia, casi el triple que el año anterior.
    En el mismo periodo, el Estado de México acumuló 44 feminicidios, la cifra más alta del país.

    Nueve casos que encendieron las alarmas

    Las desapariciones recientes muestran un patrón de riesgo sistemático: niñas y jóvenes de entre 10 y 31 años, en colonias distintas, en lapsos de días.

    • Dulce María Reyes, 13 años, desapareció el 11 de agosto en Las Ánimas.
    • Nathaly Díaz, 10 años, y Lorena Bautista, 31 años, desaparecieron el mismo día, el 15 de agosto, en Minas Palacio.
    • Naomi Estrella Domínguez, 17 años, fue vista por última vez el 6 de septiembre en Ciudad Satélite.
    • Kimberly Moya, 16 años, desapareció el 2 de octubre tras acudir a un café internet en la colonia San Rafael Chamapa.

    Aunque algunas jóvenes —como Dulce Estrella Antonio, Sofía Torres y Tania López— ya fueron localizadas, la frecuencia y el perfil de los casos reflejan un patrón preocupante.
    Las familias denuncian la falta de avances reales, la lentitud de las autoridades y la revictimización en los ministerios públicos.

    Una lucha que no se apaga

    La madre de Kimberly, Jaqueline, ha dicho que su búsqueda “no es solo por su hija, sino por todas las que no han vuelto”.
    Su frase resume lo que viven cientos de familias en el Estado de México, donde el Registro Nacional de Personas Desaparecidas contabiliza más de 29 mil mujeres ausentes.

    Pese a que el gobierno estatal destinó 110 millones de pesos en 2024 para atender la violencia de género —6.2 millonespara Naucalpan—, organizaciones civiles señalan que el impacto es mínimo.
    Los refugios son insuficientes, las investigaciones se estancan y la impunidad se mantiene como norma.

    Diez años de alertas… sin resultados

    Una década después de la primera Alerta de Violencia de Género, la situación no ha mejorado.
    El Estado de México sigue encabezando las cifras de feminicidios, desapariciones y agresiones sexuales en el país.

    Los colectivos insisten en lo evidente: no bastan más alertas ni más recursos si no hay castigos reales a los agresores, mecanismos de prevención efectivos y atención digna a las víctimas.

    Mientras tanto, madres como Jaqueline siguen buscando, con una fuerza que contrasta con la indiferencia institucional.

    “Esta lucha no es solo por Kimberly —dice—, es por todas las que no han vuelto.”

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