La madrugada del sábado 21 de junio, Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares clave en Irán. Lo hizo en coordinación con Israel y sin aprobación del Congreso. Las redes estallaron con una sola pregunta: ¿acaba de empezar la Tercera Guerra Mundial?

    El conflicto entre Irán e Israel ha escalado a un nuevo nivel. Años de tensiones encubiertas se han vuelto ataques abiertos entre dos enemigos históricos. Y ahora, Estados Unidos decidió entrar de lleno. El presidente Donald Trump anunció una “operación exitosa” para destruir las capacidades nucleares iraníes, pero en realidad, lo que detonó fue una alarma global.

    Esta columna busca responder qué pasó, por qué pasó, y hasta dónde puede llegar este conflicto.

    El conflicto Irán–Israel: décadas de enemistad y una guerra que ya no es silenciosa

    Irán e Israel son enemigos desde 1979, tras la Revolución Islámica que rompió relaciones con el Estado israelí. Desde entonces, Irán ha apoyado a grupos como Hamás y Hezbolá, mientras Israel acusa a Teherán de buscar su destrucción.

    En octubre de 2023, Hamás atacó a Israel dejando 1,200 muertos. Israel respondió culpando directamente a Irán de orquestar y financiar el ataque. Desde entonces, los intercambios militares —directos e indirectos— han sido constantes.

    El punto más delicado del conflicto es el programa nuclear iraní. Aunque Irán insiste en que su uso es pacífico, la comunidad internacional ha advertido que ya enriquece uranio a niveles que podrían usarse para fabricar bombas. Esta misma semana, la ONU confirmó que Irán ha violado sus compromisos y bloqueado inspecciones internacionales.

    ¿Qué pasó este sábado? Estados Unidos entra al conflicto

    El 21 de junio, Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares en Irán: FordowNatanz e Isfahán. Se trató de un ataque quirúrgico con bombarderos B-2 y misiles antibúnkeres. Según el propio Trump, el objetivo era “destruir completamente la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán”.

    El ataque ocurre tras una ofensiva de Israel el 13 de junio contra infraestructura militar y energética iraní. Irán respondió con cientos de misiles y drones, algunos de los cuales impactaron Tel Aviv y Jerusalén. El ciclo de ataques parecía escalar sin freno. Entonces, llegó el golpe más duro: el de Estados Unidos.

    Trump defendió la operación como un acto de prevención ante la amenaza nuclear y aseguró que no busca una guerra, sino paz. Irán, por su parte, lo calificó como una “violación brutal del derecho internacional” y prometió represalias.

    Horas después, Irán lanzó una nueva oleada de misiles. La guerra ya no es hipotética.

    ¿Se acerca una tercera guerra mundial?

    La respuesta es no. No aún.

    Es cierto que el conflicto es grave. Pero una guerra mundial requiere el involucramiento directo de múltiples potencias enfrentadas en alianzas militares. Hoy, Irán está prácticamente solo. Sus aliados regionales —Hezbolá, Siria, los hutíes— están debilitados o sin capacidad operativa. Y ni Rusia ni China, por ahora, tienen incentivos reales para intervenir militarmente en su defensa.

    Sin embargo, esto no significa que el peligro haya pasado. Irán puede cerrar el Estrecho de Ormuz —por donde pasa el 20% del petróleo mundial— o atacar bases militares estadounidenses en Medio Oriente. También puede recurrir a terrorismo internacional o ataques por proxy.

    La gran incógnita es cómo responderá Teherán. Puede optar por escalar —y arriesgar su supervivencia como régimen— o esperar, reorganizarse y golpear en otro momento. Ninguna opción es sencilla.

    Conclusiones: ¿y ahora qué?

    Estados Unidos e Israel buscan más que frenar el programa nuclear iraní. Algunas declaraciones apuntan a un intento de colapsar el régimen mismo. Pero la historia reciente —Afganistán, Irak, Libia— nos enseña que el cambio de régimen impuesto desde el exterior no trae democracia: trae caos, colapso institucional y nuevos autoritarismos.

    Aunque nadie extrañaría al régimen de Jameneí, bombardear a Irán no es sólo atacar a sus líderes: es atacar a un país entero, con millones de civiles en medio del fuego cruzado.

    Hoy Irán está bajo presión externa… pero eso no garantiza un cambio interno. La sociedad iraní está atrapada entre un régimen represivo y el castigo militar extranjero.

    No, esto aún no es la Tercera Guerra Mundial. Pero sí es una de las crisis geopolíticas más peligrosas del siglo. Y si no se frena pronto, las consecuencias pueden sentirse muy lejos de Medio Oriente.

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