
Fuente de la imagen, KCNA via Reuters
El reciente incidente con el nuevo buque de guerra de Corea del Norte ha captado la atención internacional tras volcar durante su botadura. Aunque no hubo víctimas y los daños eran menores, la reacción de Kim Jong Un ha sido el centro de atención.
Reacción de Kim Jong Un
Kim señaló el evento como un “acto criminal” que afectó la “dignidad” del país. Ordenó la restauración inmediata del barco y la detención de cuatro funcionarios responsables. Este descontento subraya la seriedad con la que el régimen aborda la construcción de su armada.
Armada norcoreana: un enfoque a la modernidad
A pesar de contar con un arsenal nuclear vasto y un potente ejército, la flota naval de Corea del Norte es inferior a la de sus adversarios. “La creencia de Kim en que las armas nucleares son su única defensa real se ve contrastada con una armada escasamente equipada”, dice Choi Il, un capitán surcoreano retirado.
Construcción de destructores: un paso clave
Kim ha priorizado desde su llegada al poder la construcción de una marina moderna. El último buque de guerra es uno de los dos destructores construidos en el último año, diseñado para ser capaz de disparar misiles nucleares de corto alcance.
Un incidente embarazoso para el régimen
El naufragio del barco durante su construcción fue un “incidente muy embarazoso”, según expertos. Kim estaba presente en la ceremonia de botadura, lo que amplifica la percepción de los errores en la construcción naval.
Estrategias de propaganda post-incidente
Los analistas sugieren que este alboroto no es solo una reacción de ira, sino una estrategia política. Hacer público el accidente puede indicar un cambio en el enfoque del gobierno respecto a la transparencia en la información, buscando así reforzar la lealtad hacia el régimen.
Lecciones sobre la narrativa del régimen
Kim ha presentado el accidente como resultado de la “imprudencia”, a la vez que elogia a un trabajador fallecido, transformándolo en un símbolo de dedicación. Este cambio en la narrativa refuerza su capacidad para adaptarse y gestionar la percepción pública dentro del régimen.