En un emotivo discurso dirigido a los superiores generales, consejos y miembros de congregaciones religiosas reunidos en Capítulos y Asambleas, el Papa León XIV ha expresado su alegría y gratitud por el servicio que estas comunidades llevan a cabo en la Iglesia y en la sociedad.

    Encuentro en Castelgandolfo

    El Papa recibió en Castelgandolfo a representantes de diversas congregaciones religiosas, entre las que se encuentran el Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras (PIME), las Hermanas Filipinas, la Orden de las Maestras Pías Venerinas, las Hijas de la Iglesia, los Salesianos Oblatos del Sagrado Corazón, las Hermanas Franciscanas Angeline, el Instituto Oblato de Jesús y María, y las Hijas de María Religiosas de las Escuelas Pías (Escolapias).

    Reconocimiento del servicio religioso

    Durante su discurso, el Papa manifestó su cercanía, gratitud y aliento a los religiosos que, con su vida consagrada, aportan de manera silenciosa pero fundamental al bienestar de la Iglesia y la sociedad. Destacó la riqueza y diversidad de los carismas recibidos de los fundadores y fundadoras de estos institutos, subrayando que cada uno de estos dones juega un papel crucial en la construcción del Cuerpo de Cristo.

    “Vuestros respectivos Institutos encarnan aspectos complementarios de la vida y acción del Pueblo de Dios: la ofrenda en unión al sacrificio de Cristo, la misión ad gentes, el amor a la Iglesia, y la educación y formación de los jóvenes”

    Renovación del carisma ante nuevos desafíos

    El Santo Padre instó a los religiosos a releer y actualizar sus carismas a la luz de los nuevos retos que enfrentan, siempre guiados por el Espíritu Santo y en comunión con los pastores de la Iglesia. Les animó a mantener vivo el espíritu misionero, a imitar los sentimientos de Cristo, cultivar la esperanza y promover la paz. “Ser parte de un gran proyecto de salvación que Dios desea para toda la humanidad es crucial”, añadió.

    Una Iglesia en salida hacia un futuro esperanzador

    En su mensaje, el Papa también llamó a los religiosos a ir más allá de sus propias realidades, enfatizando que su vocación forma parte de un enorme mosaico que Dios está creando para unir a toda la humanidad en una única familia. “Esto debe renovar nuestra conciencia y alegría de ser Iglesia”, dijo, alentando a todos a soñar en grande y a reconocer su papel único dentro del plan salvífico de Dios.

    La luz de Cristo en el mundo

    El Pontífice hizo hincapié en que el espíritu que llevó a la fundación de los institutos religiosos debe seguir sirviendo de guía para sus esfuerzos. “A través de pequeñas luces, queremos que se difunda por toda la tierra la luz de Cristo, que nunca se apaga”, afirmó, refiriéndose al Pregón Pascual que celebra la victoria de Cristo sobre las tinieblas.

    Docilidad al Espíritu Santo y agradecimiento

    Finalmente, el Papa agradeció a los religiosos por su dedicación y fidelidad en diversas partes del mundo, pidiendo al Señor que les otorgue la docilidad al Espíritu Santo. Recordó que, incluso en momentos de debilidad humana, es Dios quien enseña y guía. “Gracias por vuestro trabajo y por vuestra presencia fiel en tantas partes del mundo. Os bendigo de corazón y rezo por vosotros”, concluyó el Papa, dejando un mensaje cargado de esperanza y confianza en la labor de la vida consagrada.

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