Fuente de la imagen, Andrei Fadeev

    Al oeste de los Montes Urales en Rusia, se encuentra una masa de agua singularmente intrigante conocida como Lago Nuclear. Este lago de difícil acceso requiere que los visitantes naveguen hacia el norte por los ríos Kolva y Visherka, partiendo de la pequeña ciudad de Nyrob, un lugar históricamente significativo donde los zares exiliaron a sus adversarios políticos.

    El Lago Nuclear, que tiene aproximadamente 690 metros en su punto más ancho, no está conectado directamente a otras vías fluviales cercanas, lo que hace que la última parte del viaje se realice a pie a través de un sendero pantanoso. Los visitantes se encuentran con letreros metálicos oxidados que advierten sobre la “zona de peligro de radiación”, prohibiendo actividades como la perforación y la construcción. Alrededor del lago, montículos de tierra marcan el paisaje.

    Andrei Fadeev, un bloguero ruso que visitó el Lago Nuclear durante un día soleado en el verano de 2024, describe el agua como “transparente”. Aunque su dosímetro indicaba niveles de radiación más altos de lo normal, Fadeev comentó que no sentía ninguna amenaza en el ambiente, sugiriendo que “la taiga del norte ha recuperado su sitio”.

    Este lago tiene su origen el 23 de febrero de 1971, cuando la Unión Soviética realizó una serie de explosiones nucleares subterráneas. Diseñadas para ayudar a excavar un canal masivo para conectar dos cuencas hidrográficas importantes, estas explosiones fueron parte de un ambicioso programa soviético que buscaba llevar a cabo explosiones nucleares con fines pacíficos.

    Se esperaba que esta conexión desviara agua del río Pechora hacia el río Kama, un afluente del Volga. Esta redirección de agua implicó planes para modificar no solo el cauce del Volga, sino también varios ríos siberianos, transportando recursos hídricos miles de kilómetros hacia el sur, en un esfuerzo por satisfacer las necesidades de las regiones más populosas y áridas de Asia Central y del sur de Rusia.

    Cincuenta años después de la creación del Lago Nuclear, este se ha vuelto una curiosidad olvidada pero persiste como un recordatorio tangible de uno de los últimos megaproyectos soviéticos. Las ideas sobre la redirección de ríos en Rusia han circulado durante más de un siglo, cautivando a varios gobiernos, desde el zarismo hasta la era soviética.

    La ideología soviética promovía la transformación de la naturaleza como parte de la construcción del socialismo, y este proyecto era una demostración de la ambición del Kremlin de competir con Occidente durante la Guerra Fría. A pesar de la oposición surgida entre científicos y expertos, la propuesta continuó atrayendo atención, a menudo impulsada por la creciente demanda de recursos hídricos en medio de un contexto político y agrícola complejo.

    Hoy, aunque algunos líderes rusos siguen defendiendo la idea de desviar ríos, el legado del Lago Nuclear y el fracaso del proyecto de inversión del curso de los ríos reflejan las lecciones aprendidas sobre el manejo ambiental y el impacto de tales decisiones en la naturaleza. Con el tiempo, tanto la política como el medio ambiente han ido moldeando la narrativa de estos ambiciosos intentos de alterar el curso natural de uno de los ecosistemas más grandes del mundo.

    Share.
    Leave A Reply