Nuevo hallazgo ADN de un hombre antiguo en el Valle del Nilo

    Una prueba de ADN realizada en los huesos de un hombre que vivió hace 4500 años en el Valle del Nilo ha proporcionado información valiosa sobre el desarrollo de la civilización del Antiguo Egipto. El análisis del esqueleto revela que el individuo, que probablemente fue alfarero, tenía 60 años. Además, se ha descubierto que un quinto de su ADN proviene de antepasados que habitaban a 1500 km de distancia, en Mesopotamia, actualmente Irak.

    Conexiones entre civilizaciones antiguas

    Este estudio es la primera evidencia biológica que conecta a Egipto y Mesopotamia, lo que podría ayudar a entender la transformación de Egipto de un conjunto de comunidades agrícolas a una de las civilizaciones más poderosas del mundo antiguo. Los hallazgos apoyan la teoría que sugiere que la escritura y la agricultura emergieron gracias al intercambio de personas e ideas entre estas dos culturas.

    Un enfoque innovador en la investigación histórica

    El profesor Pontus Skoglund, del Instituto Francis Crick de Londres y líder del estudio, comentó a BBC News que la capacidad de extraer y analizar ADN de huesos antiguos abre un nuevo horizonte para comprender eventos y personajes del pasado. Esto permite dar vida a hechos históricos que, de otro modo, serían narrados en blanco y negro. Cuantos más datos obtengamos y los comparemos con la información arqueológica y cultural existente, más emocionante será el panorama histórico que se revelará.

    La perspectiva de los historiadores modernos

    Históricamente, nuestra comprensión ha estado influenciada por registros escritos que a menudo provienen de las clases privilegiadas. Sin embargo, los métodos biológicos emergentes están ofreciendo a historiadores y científicos una nueva herramienta para examinar el pasado a través de la vida de las personas comunes. El ADN fue extraído de un hueso del oído interno de un hombre enterrado en Nuwayrat, localizado a 265 km al sur de El Cairo.

    Impacto cultural y social de las civilizaciones

    Los análisis arqueológicos sugieren que Egipto y Mesopotamia pudieron haber establecido contacto hace al menos 10,000 años, cuando comienzan a desarrollar prácticas agrícolas. Muchos académicos postulan que esta revolución agrícola pudo haber influido en el desarrollo cultural del Antiguo Egipto. No obstante, hasta ahora no existían pruebas directas de este contacto vital.

    Pruebas de migración y intercambio cultural

    Adeline Morez Jacobs, quien analizó los restos, subraya que este hallazgo es la primera evidencia tangible de una migración significativa entre los dos centros de civilización. Esto valida las teorías arqueológicas sobre el intercambio de ideas y el desarrollo paralelo de sistemas de escritura en ambas regiones.

    Detalles sobre el individuo y su vida

    El hombre fue enterrado en un ataúd de cerámica antes de que la momificación fuera común, lo que puede haber contribuido a la preservación de su ADN. Los análisis de sus dientes también revelan información sobre su dieta y sugieren que creció en Egipto. El profesor Joel Irish, quien estudió su esqueleto, dedujo que el hombre tenía una profesión dedicada a la alfarería, evidenciada por las características de su esqueleto, lo que lo convierte en un interesante ejemplo de la vida cotidiana de esa época.

    Un legado inesperado

    El hallazgo del esqueleto en 1902 y su posterior conservación en el World Museum de Liverpool, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, permiten hoy contar la historia de este hombre y su conexión con el Creciente Fértil. Este nuevo enfoque sobre las antiguas civilizaciones, combinado con métodos de investigación innovadores, podría cambiar nuestra comprensión del desarrollo social y cultural del Antiguo Egipto. Esta investigación ha sido publicada en la revista Nature.

    *Por Pallab Ghosh

    Share.
    Leave A Reply