Los fondos del ahorro pensionario de los trabajadores mexicanos han generado una inyección significativa de capital en fideicomisos de inversión en bienes raíces (Fibra) y otros instrumentos financieros. Estos se enfocan principalmente en proyectos de infraestructura y construcción de inmuebles que son inaccesibles para la gran mayoría de la población en México.

    En este proceso de financiarización de la vivienda, se presenta una paradoja: se está utilizando el dinero de los trabajadores, especialmente de los más jóvenes, para financiar viviendas que son inalcanzables con el ingreso promedio de la población. Este punto fue enfatizado por Felipe Hernández Trejo, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco.

    Según datos de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), el año pasado las Afore invirtieron 114,200.6 millones de pesos en CKD (certificados de capital de desarrollo) y Cerpi (certificados de proyectos de inversión). Sin embargo, a partir de 37 fondos en los que se invirtió el ahorro de los trabajadores durante 2024, solo uno, The Discovery Americas, tenía alguna relación con vivienda social.

    Los documentos oficiales indican que en las inversiones inmobiliarias de las Afore predominan instrumentos financieros que facilitan la creación de inmuebles de uso mixto para la población de ingresos medios a altos, e incluso para desarrollos de lujo, como lo son Thor Urbana Capital, que ha estado involucrada en proyectos como The Harbor Mérida y The Ritz-Carlton Ciudad de México.

    El ahorro de los trabajadores también se destinó el año pasado a fideicomisos como Colony Mexico Advisers y Walton Street Capital México, los cuales se enfocan en la construcción de residencias para sectores medio y alto. Esto plantea un serio cuestionamiento, ya que, de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el ingreso promedio de los trabajadores es de apenas 622.86 pesos diarios.

    Con este salario promedio, un trabajador requeriría destinar 78.85 años de su ingreso para adquirir una propiedad de Be Grand, una de las desarrolladoras que ha recibido capital del ahorro pensionario. Leilani Farha, ex relatora de la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada, explica este fenómeno como un resultado de la transformación de los mercados de vivienda por parte de mercados globales de capital.

    Finalmente, los CKD, creados en 2009 para facilitar la inversión de las Afore en proyectos que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, han permitido que los fondos de pensiones inviertan en bienes que se han convertido en mercancías especulativas. Esto ha llevado a que en 2025 las Siefore puedan invertir hasta el 20% del ahorro de los trabajadores nacidos después de 1975 en instrumentos como los CKD, mientras que para aquellos nacidos antes de este año, el rango se reduce considerablemente.

    Las cifras son sorprendentes; hasta mayo, la inversión de las Afore en CKD y Cerpi alcanzó los 613,126 millones de pesos, casi seis veces más que el financiamiento destinado a la construcción de carreteras. Esta realidad nos invita a reflexionar sobre el uso del ahorro pensionario y los desafíos que enfrenta la vivienda en México.

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