Pavlo, un operador de drones de 30 años en Kyiv
    Pavlo experimentó la guerra con drones. “Crees que te están persiguiendo”, dice.

    En un pequeño apartamento en Kyiv, Pavlo, un operador de drones de 30 años, acaba de regresar del frente y abre una maleta negra del tamaño de una caja de pizza. Dentro, un dron de cuatro rotores espera ser volado en la habitación. Sin embargo, tras varios intentos, el dron no responde. “Lo siento, hoy no”, se disculpa Pavlo, mostrando una sonrisa resignada.

    Pavlo, que prefiere no utilizar su apellido, fue piloto de drones FPV (First Person View) en el campo de batalla. Estos modelos, manejados a través de una cámara y un visor, han cambiado la dinámica de la guerra en Ucrania, convirtiéndose en una herramienta esencial. Con su capacidad para maniobrar y atacar en silencio, los drones han reemplazado las armas pesadas de las primeras etapas del conflicto, aterrorizando tanto a soldados como a civiles.

    El impacto aterrador de los drones

    Los drones FPV son utilizados para emboscar fuerzas enemigas y, según Pavlo, “no puedes esconderte de ellos”. La sensación constante de pánico se amplifica al escuchar el característico zumbido de un dron. “Te están cazando”, advierte, subrayando el ambiente de tensión que viven los soldados en el campo de batalla.

    Tras un año de combate, Pavlo regresa a su hogar, pero el sonido de los drones lo sigue persiguiendo. Cortadoras de césped y motocicletas evocan recuerdos de ataques a los que se enfrentó. Ya no disfruta del aire libre, ya que cualquier zumbido le provoca ansiedad. Este fenómeno, conocido como “dronefobia”, es el nuevo tipo de trauma que afecta a los veteranos de esta guerra tecnológica.

    Una nueva era de estrés postraumático

    El psiquiatra Serhii Andriichenko destaca que muchos soldados regresan con trastornos de estrés agudo, debido al impacto sonoro de los drones. “La mayoría de nuestros pacientes, si no tienen heridas físicas, presentan graves problemas psicológicos”, explica. La dronefobia puede ser desencadenada incluso por sonidos cotidianos, convirtiendo la vida diaria en un desafío psicológico constante.

    El horror de los ataques con drones no se limita al frente. En ciudades como Jersón, el uso de drones FPV por parte de las fuerzas rusas ha llevado más allá la terrorífica experiencia de la guerra, atacando a civiles. Según informes, al menos 84 civiles han muerto en la región de Jersón como resultado de estos ataques con drones en lo que va del año.

    Un cambio en la percepción del peligro

    Los soldados que antes temían los bosques ahora se sienten más seguros allí, mientras que la percepción del peligro se ha expandido. Nazar Bokhii, comandante de drones, revela cómo el sonido de los drones se ha convertido en una herramienta psicológica que induce miedo en sus enemigos. Los efectos de este terror no solo impactan a los combatientes, sino también a los civiles, afectando su bienestar mental.

    Para aquellos como Pavlo y los residentes de Jersón, la guerra en Ucrania se ha transformado en un terror cotidiano, donde los sonidos mecánicos generales los mantienen en alerta constante. “Ya no existe ningún lugar seguro”, dice un guardia fronterizo local, describiendo el estrés acumulativo que sienten por el continuo zumbido de los drones, incluso cuando no están físicamente presentes.

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