En la remota aldea del sur de México donde creció, Hugo Aguilar Ortiz dedicó su infancia al pastoreo de cabras. Aunque habían pasado siglos desde la conquista española, la mayoría de sus vecinos en las montañas envueltas en niebla de Oaxaca continuaban hablando tu’un savi, conocido como el idioma de la lluvia.
“Yo pensaba que el mundo acababa en las montañas”, comentó Aguilar Ortiz, quien a sus 52 años ha sido elegido ministro presidente de la Suprema Corte de México.
“Yo nunca pensé en ser abogado”.
Prioridad a los Pueblos Indígenas
Aguilar Ortiz llegó al ámbito judicial mexicano tras su victoria en las primeras elecciones judiciales del país, en el marco de una significativa reestructuración del Poder Judicial promovida por el partido de izquierda, Morena. Este partido reformó la Constitución para que los ciudadanos pudieran elegir directamente a miles de jueces, terminando con el sistema anterior basado en nombramientos.
A pesar de que este cambio ha generado controversia, ya que críticos argumentan que debilita el equilibrio de poder del partido gobernante, sus seguidores defienden que estos cambios son necesarios para combatir la corrupción y permitir que aquellos tradicionalmente excluidos accedan a posiciones de poder.
Un Abogado para los Derechos Indígenas
Después de dejar su pueblo para estudiar derecho, Aguilar Ortiz se unió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, un movimiento que exigió mayores derechos para los pueblos indígenas. Aunque su rol fue destacado, algunos críticos argumentan que su implicación no fue tan significativa. Posteriormente, trabajó como abogado especializado en derechos humanos y se convirtió en subsecretario de Asuntos Indígenas en Oaxaca.
En 2018, tras la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador, Aguilar Ortiz fue nombrado coordinador general de Derechos Indígenas en una agencia federal, consolidándose como una de las voces más representativas de los mexicanos indígenas.
¿Un Nuevo Benito Juárez?
Se cree que Aguilar Ortiz es solo la segunda persona de ascendencia indígena en asumir la dirección de la Suprema Corte en más de 160 años, un hito que refleja la marginación histórica de estas comunidades. Comparado con Benito Juárez, él también llegó desde un entorno humilde en Oaxaca y se convirtió en un líder nacional.
Aguilar Ortiz se ha tornado en un personaje polarizante; mientras algunos lo ven como un símbolo de orgullo para los pueblos indígenas, otros lo acusan de ser un táctico político que responde al partido en el poder, desatendiendo las preocupaciones de las comunidades que representa.
Retos en su Nuevo Cargo
A pesar de las preocupaciones sobre su cercanía con el gobierno de López Obrador, Aguilar Ortiz defendió su posición, enfatizando que su elección fue un reflejo del deseo de democratizar el sistema judicial. “A mí no me puso Morena, no me puso ningún político”, afirmó, aludiendo a su independencia.
Sin embargo, la crítica persiste, especialmente por la gestión de proyectos de infraestructura que han sido polémicos y que han puesto en duda el compromiso real con las comunidades indígenas. Aquellos que apoyan su trayectoria también destacan su labor en el desarrollo de un plan de justicia para el pueblo yaqui, que incluye la restitución de tierras y un reconocimiento de injusticias pasadas.