El pasado viernes 4 de julio, el Parque México, ubicado en la colonia Hipódromo, fue escenario de la Primera Protesta Antigentrificación. Decenas de manifestantes se reunieron con pancartas en mano, exigiendo el derecho a habitar la ciudad sin ser desplazados, coreando consignas como “Fuera las inmobiliarias, fuera los gringos”.
Desde las 3:30 de la tarde, comenzaron a llegar los asistentes. Algunos traían sus consignas ya listas, mientras que otros las elaboraron en el lugar, en medio de talleres de pintura y creación de stickers. Este evento fue convocado por diversos colectivos y organizaciones civiles, reflejando una creciente preocupación por el encarecimiento de la vivienda.
Los carteles exhibían mensajes como “Fuera el Airbnb”, “El que no brinque es gringo” y “La gentrificación no es progreso, es despojo”. Estas demandas fueron respaldadas por grupos como Frente Antigentrificación MX y Gentrificación en tu idioma, quienes han documentado cómo el aumento de los precios de la renta y la llegada de plataformas de alquiler están afectando a los residentes locales.
Una vecina de la colonia Hipódromo expresó: “Algunos de nuestros vecinos se fueron porque ya no pudieron pagar. Esto ha roto el tejido social de nuestras colonias”. En la manifestación se hizo notar la diversidad de asistentes, incluyendo estudiantes universitarios y adultos mayores, todos unidos en su preocupación sobre el impacto de la gentrificación en sus comunidades.
Laura, una estudiante de arquitectura de la UNAM, compartió su frustración: “Los jóvenes no podemos comprar una casa. Cada vez es más difícil rentar, y más si competimos con personas que ganan en dólares”. Durante la protesta, se lanzó un llamado a la solidaridad, recordando que hay comunidades enteras desplazadas por un modelo de ciudad que prioriza el negocio inmobiliario sobre las necesidades de sus habitantes.
Gabriela, otra vecina, denunció: “Queremos una ciudad para todos, no para unos cuantos”. Por su parte, Karen, una manifestante, comentó con descontento: “Los gringos quieren que les hablemos en inglés, en nuestra propia ciudad, es injusto, ellos deben de hablar nuestro idioma”. La manifestación se convirtió en una plataforma para que las voces de los afectados fueran escuchadas y resonaran en el corazón de la comunidad.
A medida que la marcha avanzaba hacia las calles aledañas, los participantes continuaban gritando “Fuera gringos”. Sin embargo, algunos manifestantes arremetieron contra un Starbucks, causando destrozos y creando una situación violenta, lo que llevó a los clientes a buscar refugio para evitar lesiones. Este evento marcó un hito en la lucha contra la gentrificación, resaltando la urgencia de abordar los problemas de desplazamiento y accesibilidad a la vivienda en la ciudad.