La ruta del pueblo wixárika hacia el centro ceremonial de Wirikuta ha sido inscrita oficialmente en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, marcando “un gran momento para México”. Este importante acontecimiento tuvo lugar el sábado durante la 47ª sesión del Comité del Patrimonio Mundial en París.

    La resolución fue adoptada sin objeciones por los Estados miembros de la Unesco, destacando así el apoyo unánime a la representación mexicana. Este reconocimiento pone de relieve la significancia cultural y espiritual de la ruta sagrada, conocida como Tatehuarí Huajuyé, que significa “El camino de nuestro abuelo Fuego”.

    La propuesta enfatiza que esta ruta es una de las más representativas en América, aún en uso desde tiempos precolombinos. Es considerada un testimonio excepcional de la persistencia de las tradiciones culturales del pueblo wixárika y refleja la interrelación entre la cultura y el entorno natural en sus prácticas espirituales.

    Después de la decisión, un representante del pueblo wixárika dirigió unas palabras en su idioma, agradeciendo al Estado Mexicano por su compromiso con la protección de sus territorios sagrados tras años de lucha. Este acto resalta la importancia de la participación activa de las comunidades indígenas en la preservación de su patrimonio.

    La ruta wirárika es un peregrinaje ancestral que se realiza anualmente al centro ceremonial de Wirikuta. Este recorrido abarca más de 500 kilómetros y atraviesa 20 sitios sagrados en los estados de Nayarit, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí y Durango, consolidándose como un importante eje cultural en la región mesoamericana.

    El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha señalado que el valor universal excepcional de esta ruta se basa en la conexión de los sitios sagrados con elementos esenciales de la tradición wixárika, tales como el fuego, la lluvia, el maíz, el peyote y otros símbolos culturales. Estas asociaciones son vitales para las prácticas rituales que abarcan desde el cultivo hasta la recolección y la caza.

    Sin embargo, la inscripción de la ruta también plantea preocupaciones, ya que se advierte que estas áreas podrían enfrentar presiones significativas debido a la minería, la urbanización y un turismo culturalmente inapropiado. En particular, el uso indebido del peyote plantea un desafío para la preservación de las tradiciones wixárika.

    Esta iniciativa, que surgió hace más de 30 años, se ha fortalecido gracias a la activa participación de las comunidades wixaritari, así como al respaldo de los gobiernos federal y estatales. La inscripción de la ruta en el patrimonio mundial es un paso vital para garantizar la protección y el reconocimiento de la rica cultura y tradiciones del pueblo wixárika.

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